¿Quieres renovar el aspecto de tu casa pero solo de pensarlo te viene a la mente polvo, escombros y semanas de obras? Tranquilo, no eres el único. Cada vez más personas quieren saber cómo cambiar el suelo sin obras, porque hacerlo con métodos tradicionales implica tiempo, permisos y un buen presupuesto.
Hoy tienes una buena variedad de materiales y técnicas que te permiten darle un giro completo al suelo de tu hogar sin levantar el que ya tienes. Veamos todas las opciones.
¿Qué tipos de suelos se pueden instalar sin obras?
Los suelos más utilizados para hacer un cambio sin obras son estos 5:
- Suelos vinílicos o de PVC. Lo mejor para reformas rápidas. Ligeros, resistentes al agua y fáciles de limpiar, se presentan en losetas o lamas que se colocan directamente sobre el suelo existente. Su sistema de clic o adhesivo permite un montaje sencillo y rápido.
- Suelos laminados. Parecen madera, pero en realidad están formados por varias capas prensadas con un acabado muy realista. También se instalan mediante sistema de clic, lo que los convierte en una de las opciones más usadas para cambiar el suelo sin obras.
- Moqueta en losetas. Aunque no es tan popular aquí en España, la moqueta modular sigue siendo una solución práctica en oficinas y espacios donde se busca confort acústico. Se coloca sin obra, simplemente pegando o encajando las losetas.
- Suelos de caucho o linóleo. Perfecto para gimnasios, habitaciones infantiles o espacios de mucho tránsito. Son resistentes y aportan un plus de comodidad al caminar.
- Microcemento en láminas finas. A diferencia del microcemento tradicional (que requiere aplicación en capas y pulido), ahora existen versiones en láminas delgadas que se adhieren directamente sobre el pavimento existente.
Cómo cambiar el suelo sin obras paso a paso
Aunque cada material tiene sus particularidades, el proceso básico para instalar un suelo sin obras suele seguir las mismas fases. Aquí te detallo cada una para que no te pierdas.
1. Preparar la superficie
El primer paso es fundamental. No puedes colocar un suelo nuevo sobre uno que esté desnivelado, húmedo o sucio.
- Limpieza profunda: aspira, barre y pasa una fregona bien escurrida para eliminar polvo, grasa y restos de suciedad.
- Reparar desperfectos: si hay baldosas rotas o desniveles grandes, corrígelos con pasta niveladora.
- Comprobar la humedad: si el suelo antiguo está en una zona húmeda (como sótanos o baños), coloca una lámina antihumedad antes de continuar.
2. Aclimatar el material
Un error muy común es abrir las cajas de suelo laminado o vinílico y empezar a colocarlo al instante. Mal hecho. Los materiales necesitan aclimatarse al ambiente donde se van a instalar:
- Deja las cajas cerradas en la habitación al menos 48 horas.
- La temperatura ideal ronda entre 18 y 25 grados.
- No lo coloques justo después de una obra húmeda (como pintar o enyesar).
Con esto evitarás que las lamas se dilaten o contraigan de manera irregular, lo que provocaría juntas abiertas o levantamientos.
3. Instalar el nuevo suelo
Aquí empieza la parte más entretenida. Dependiendo del tipo de suelo que hayas elegido, podrás optar por:
- Sistema clic: encajar las lamas unas con otras inclinándolas y presionando hasta oír el “clic”. Muy utilizado en laminados y vinílicos.
- Adhesivo: algunas losetas vinílicas ya vienen con pegamento incorporado en la parte trasera. Basta con retirar la lámina protectora y presionar.
- Colocación flotante: el suelo no se pega ni se atornilla al original, sino que se apoya encima. Es la opción más rápida y reversible, aunque no la recomiendo.
- Empieza siempre desde una esquina recta de la habitación y coloca las lamas de forma que la luz natural entre en paralelo. Así se notarán menos las juntas.
4. Recortar las piezas para esquinas
Rara vez una habitación encaja al milímetro con las dimensiones de las lamas o losetas. Por eso, tendrás que recortar piezas.
Usa una sierra de calar o un cúter afilado (en el caso de suelos vinílicos), aunque por si acaso, mide dos veces antes de cortar para no desperdiciar material. Recuerda dejar una junta de dilatación de al menos 5 mm en los bordes, este es el margen que permite que el suelo se expanda con los cambios de temperatura sin que se levante.
5. Colocar los zócalos
El toque final para un acabado profesional es instalar los zócalos o rodapiés. Además de embellecer, sirven para cubrir la junta de dilatación.
- Puedes reutilizar los antiguos si están en buen estado, aunque lo ideal es poner unos nuevos a juego con el suelo.
- Se fijan con adhesivo de montaje o con grapas especiales.
- Si quieres un plus para tu decoración y resaltar el nuevo pavimento, elige zócalos de un color que vaya a contrastar con el suelo.
Con esto ya sabes cómo cambiar el suelo sin obras, así no tienes que esperar semanas para un suelo renovado.
¿Qué es lo más barato para poner en el suelo?
Si quieres la opción económica y práctica y que además, aún te va a durar tiempo, lo mejor va a ser el suelo vinílico y de PVC.
Suelen costar bastante menos que el parquet o el laminado de alta gama y son de instalación rápida, ya que tú mismo puedes colocarlos sin necesidad de contratar a un instalador.
Son resistentes al agua, por lo que también van genial en cocinas y baños, donde otros materiales podrían hincharse o deteriorarse. También tienes bastante variedad, ya que imitan madera, mármol, piedra o cemento pulido con acabados muy realistas. Además, si en algún momento se daña una pieza, siempre puedes sustituirla. Esto es muy útil, por ejemplo, para cambiar una lama de suelo laminado o una loseta vinílica sin necesidad de renovar todo el suelo.
Cambiar el suelo ya no significa tener la casa patas arriba durante semanas ni gastar un dineral. Hoy es posible cambiar el suelo sin obras, de forma rápida, limpia y económica, gracias a materiales como el vinilo, el PVC o los laminados.